lunes, 18 de junio de 2018

La conformidad

¿De qué nos enamoramos?
¿Nos enamoramos de la ilusión? ¿De la persona? ¿De lo que nos hace sentir? ¿De sus palabras?

Podríamos decir que de todo, ¿no?

¿Os ha pasado alguna vez que de la noche a la mañana no os sentís igual? A mí sí, y no me gusta. Ahora estoy en ese momento, y es posible que todas las palabras que vengan a partir de ahora, y las anteriores, estén impulsadas por esta sensación, más que por un global de sentimientos.

Me he parado a pensar, después de haberme parado a sentir y escuchar, que las relaciones necesitan de un todo. Creo que hasta aquí todos de acuerdo.

A una amiga le faltan las palabras bonitas, así las llamo yo. Esas palabras que te hacen ver que la otra persona quiere estar contigo, que te echa de menos, que te quiere. Porque escuchadme una cosa, eso de que el amor se demuestra, no quita a que por whatsapp no se pueda demostrar con palabras. A mí las palabras bonitas me llenan, y eso me ha llevado a pensar si estoy enamorada de la prosa más que del humano, ¿es posible?

Como he dicho, todo esto está impulsado por mi actual estado, y puede ser que mañana para mí ya no tenga sentido, pero de momento, escupo.

También influye la disponibilidad que tiene para ti esa persona. Si lo tienes pegado a ti 72 horas, necesitas respirar, y cuando respiras y esa persona está ocupada, necesitas otras 72 horas. ¿Soy una caprichosa? Puede ser, o simplemente me gusta darle a la cabeza y no conformarme con lo que pasa, pasa y ya está. El caso es, ¿no estamos conformes con nada o estamos muy conformes con todo?

-Si está, porque está. Si no está y respiro, porque no está.
-Está cuando tiene que estar, y no está cuando no tiene que estar.

Depende de cómo nos planteemos la vida.