domingo, 1 de noviembre de 2020

Reflexiones de domingo dicotómico

 Los sueños, la vida, el presente, el futuro... Las películas, las convenciones, lo que toca... Todas esas palabras se van apareciendo en nuestra mente a determinada edad, y depende de cómo seas. Yo soy, al parecer, inconformista: tengo unos estudios, un trabajo acorde con lo que he estudiado, una pareja 10, una familia... Una vida espectacular, no puedo decir lo contrario. ¿Y por qué, a veces (más de las que me gustarían) tengo la sensación de que me faltan cosas? O, mejor dicho, de que tendrían que ser diferentes.

Últimamente me veo En Nueva York, en un trabajo totalmente diferente, y con una vida absolutamente diferente. El caso es que me gusta mi vida, estoy tranquila, y no es simplemente que estoy cómoda con lo que tengo, sino que estoy bien, y no quiero renunciar a nada. Qué coño me pasa, sería la expresión adecuada.

Soy una peliculera, todo hay que decirlo. He crecido con las comedias románticas y he vivido en una de ellas. He tenido dramas, risas, thrillers... "Para escribir un libro", solíamos decir un par de amigas y yo de nuestras vidas.

Creo que el problema está en que ahora se ha puesto de moda la soltería, como bien dice la canción. La soltería, el empoderamiento de la mujer, los viajes mochila en mano y cero euros en la cuenta (o eso dicen), recorrer mundo, conocer gente, crecer... Está muy bien vendido, la verdad, y si tuviera tres ovarios más, lo haría. Ahí está el problema, es que soy un ser dicotómico.

Por un lado necesito rutina, personas que me quieran y a las que querer, mi perro, mi familia, mi pareja, una casa, un trabajo, y que salir de la rutina sea tomar un café con un amigo o ir en bici. No os creáis, todo eso me da felicidad, y eso que últimamente se me ha olvidado eso de parar y respirar. Pero prácticamente literal. Llevo el trabajo y sus problemillas en vena.

Por otro lado, lo dejaría todo (qué va, no puedo dejarlo todo jajajaja), y me iría a conocer mundo. Me río yo sola escribiéndolo.

Creo que la incertidumbre del futuro es el problema. Me gustaría terminar mi vida pensando que la he aprovechado, y para eso me gustaría lanzarme a cantar, a actuar, a escribir "en plan bien", a viajar de una ciudad a otra con una mochila y mil billetes de tren (y de avión), a conocer gente y a dejarme llevar... Pero cómo narices voy a hacer eso si no tengo un duro. En fin.

Esto es un bucle del que no salgo. Estoy segura de que mi vida va a ser genial, porque el universo y yo estamos trabajando en ello, pero me encantaría que mi yo del futuro viniera y me dijera "tú tranquila que lo vas a pasar dpm". Eso me tranquilizaría bastante, la verdad.

Ahora estoy que no sé si mi profesión es mi sueño. Que me quiero seguir formando pero como no sé si es mi sueño, para qué voy a seguir formándome en ello. Y entonces en qué me formo. Pues me parece absurdo formarme en cosas que no me van a llevar a ningún lado profesionalmente. Y así. Mi vida es un así continuo.

Me cuestiono prácticamente todo, me conozco y me desconozco, me pregunto cosas e investigo hasta sobre las moscas. Todo me interesa. Me falta tiempo, la verdad.

Y creo que aquí finaliza mi absurda reflexión de domingo.