No sé muy bien si hago bien o mal diciéndole a la gente lo que le digo. Hace casi un año que lo dejamos, y lo dejamos cuando mejor estábamos. Es curioso, ¿verdad? De ahí que no sepa si hago bien diciendo lo que digo, que son cosas de este estilo:
"Yo con él lo he pasado mal, me ha hecho sufrir, he llegado muchas veces a casa llorando y he fingido para no sentirme tonta".
También aportó cosas buenas, pero, ¿Cómo justificar una ruptura con cosas buenas? ¿Y por qué me tengo que justificar?
Pues sigo con la carta, que te lo voy a volver a explicar, y es más bien para quedarme más tranquila.
Curiosas son las ganas de luchar cuando... no sé cómo decirlo, ¿cuando nadie apuesta ni un duro?
No creo que sea así.
Me refiero a cuando te sientes poco querida, cuando ves que las cosas cambian, y entonces peleas con uñas y dientes, y simplemente ganas el seguir en la relación, pero no hay mayor recompensa que esa, que podría haber acabado en ruptura.
Yo viví una "vuelta de tortilla".
De repente, mis ganas de luchar las cogió él, y yo me pude relajar.
Lo que no sabía era que al relajarme yo y tomar él el testigo, yo empecé a ver todo lo que él había visto, y dejé de ver todo lo que él veía ahora.
Pasó tiempo, yo estuve allí.
Pensaba y pensaba... Pensaba sobre la zona de confort, sobre el amor y la comodidad, y me encontraba con parejas que vivían en la comodidad, llevando mi relación a la normalidad, sacándome a escobazos del amor de película, del zsa zsa zsú y de mi corazón.
Yo era fiel creyente del amor, creyente de las mariposas y de la ilusión, y aquella realidad solo me decía que todo eso no existía y que llegar a ese punto era normal, que pasaba siempre, y que así me iba a quedar.
Es buen chico, es buena persona, aunque conmigo no tuviera momentos acertados, pero sé que lo es.
Sé que en las últimas me quiso, incluso más que en un principio, pero yo no podía olvidar aquellos años de en medio, que parece que no son nada... pero son.
Si no lo fueran, no se diría aquello de "lo que importa es el camino".
Digamos que yo, hacia el final de la relación, me sentía más su amiga que su novia.
Y es que, era así...
De verdad que me duele decirte esto.
Será por eso que voy variando de persona, que a veces escribo para ti y a veces para vosotros, pero sé que tampoco te mereces que te suelte toda la mierda que llevaba dentro cuando ya está todo más que perdido.
No hacíamos el amor, ni follábamos. Era mi amigo.
Mi madre no lo llega a entender, por eso que he comentado al principio de que a veces fingía... Desde el día que me vio llorar y me dijo que me estabas tomando el pelo, no volví a llorar delante de ellos, y no volví a mencionarles ninguna discusión, y por supuesto ningún momento de falta de entendimiento, como muchas veces, la verdad.
Me dice que por qué ya no estoy contigo, si yo mismo digo que estaba bien.
Pues es fácil, no estaba enamorada.
También es duro esto, pero he aprendido el amor después, y el enamoramiento también.
Te he querido, y te quiero, pero de verdad que son cosas diferentes, e incluso apostaría a que dentro de poco pensarás igual que yo, y sentirás lo mismo.
También he aprendido mucho de ti, te lo aseguro.