¿Cuántas personas encontramos en la vida que sean para nosotros?
¿Sabemos acaso qué es lo que necesitamos en cada momento?
¿Es la vida la encargada de decírtelo?
A menudo, cuando algo acaba, recurrimos a la respuesta del tiempo:
no era el momento, quizá en otra vida, no es lo que necesito ahora…
Pero, ¿pensamos lo que ha cambiado tras el paso de esa persona?
Dos horas, dos días o dos años. Cada segundo es una huella.
Algunos hacen heridas, otros las abren, y otros las curan,
pero siempre hay una huella.
¿Acaso puede una gota ser la misma tras mezclarse con otra?
Con algunas personas sientes comprensión, otras personas son un empujón,
otras te hacen abrir los ojos, y otras cerrarlos para parar el tiempo…
Pero siempre queda una huella.